Diversas obras cinematográficas han tocado el tema de la inmigración ilegal de mexicanos a Estados Unidos, pero esta vez la historia de Roger L. Simon contada a través del guión de Eric Eason y bajo la dirección de Chris Weitz (Claroscuro, American Pie), presenta en Una Vida Mejor (A Better Life) una cinta que muestra la voluntad de un padre por tratar de ofrecer a su hijo mejores condiciones para forjar la vida que él nunca tuvo a través de un argumento simple pero conmovedor.
Carlos Galindo (Demián Bichir) es un inmigrante ilegal en Los Ángeles que trabaja como jardinero, para mantener a su hijo adolescente Luis y alcanzar el “sueño americano”, hasta que tiene la oportunidad de comprar a su compañero de trabajo su camioneta y herramientas, porque éste se regresa a México, por lo que podrá encargarse de todos sus clientes y conseguir más dinero; hecho que desencadena un completo vuelco a sus vidas.
La interpretación experimentada y madura de Bichir, logra involucrar a la audiencia al meterse en su alma con un complejo personaje magistralmente construido, lo que le valió una nominación al Oscar como Mejor Actor, que consigue cautivar a través de su sencillez y humanidad, mientras enfrenta múltiples percances sin perder su honradez. José Julián quien interpreta el papel de Luis, el joven adolescente, resulta en una promesa que no se debe perder de vista, pues destaca un adelantado talento.
La interpretación experimentada y madura de Bichir, logra involucrar a la audiencia al meterse en su alma con un complejo personaje magistralmente construido, lo que le valió una nominación al Oscar como Mejor Actor, que consigue cautivar a través de su sencillez y humanidad, mientras enfrenta múltiples percances sin perder su honradez. José Julián quien interpreta el papel de Luis, el joven adolescente, resulta en una promesa que no se debe perder de vista, pues destaca un adelantado talento.
Ambos personajes se convierten en motivo suficiente para disfrutar la obra.
Con un guión que pareciera en momentos predecible, llega a sorprender con desenlaces que no son los esperados, pero que dibuja una imagen de la cultura mexicana y la forma de vida del inmigrante bastante superficial y colmado de clichés, donde la vida se debate entre pertenecer a una pandilla o trabajar, agachar la cabeza y permanecer invisible; aunque muestra someramente problemáticas como la pérdida de identidad, la desvalorización de la figura paternal y la inmigración ilegal.
Un final cargado de emotividad golpea a los espectadores descubriendo las motivaciones y secretos que guarda Carlos (Bichir) para proteger a su hijo, y plantea nuevamente la persistencia del esfuerzo por la unión familiar en la ilusión del éxodo para alcanzar una vida ideal.
Con un guión que pareciera en momentos predecible, llega a sorprender con desenlaces que no son los esperados, pero que dibuja una imagen de la cultura mexicana y la forma de vida del inmigrante bastante superficial y colmado de clichés, donde la vida se debate entre pertenecer a una pandilla o trabajar, agachar la cabeza y permanecer invisible; aunque muestra someramente problemáticas como la pérdida de identidad, la desvalorización de la figura paternal y la inmigración ilegal.
Un final cargado de emotividad golpea a los espectadores descubriendo las motivaciones y secretos que guarda Carlos (Bichir) para proteger a su hijo, y plantea nuevamente la persistencia del esfuerzo por la unión familiar en la ilusión del éxodo para alcanzar una vida ideal.
Yuraima Herrera
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