Ella nació, creció y se formó.

 

Ella nació, creció y se formó en una familia  bien, nunca paso hambre ni soñó con castillos y príncipes azules pero jugo con barbies y peluches, hizo la casita y le regalo café de tierra a los hermanos mayores, nunca pudo jugar a las metras, pero si a pintarse la uñas muy temprano con temperas, nadie después de la mama le lavo las pantaletas, aunque ella si tuvo que lavarle los interiores a los hermanos, aprendió matemáticas contando manzanas aunque en su país solo se daban mangos y tamarindos, aprendió a servir la mesa aún siendo muy pequeña para sentarse con los grandes, por eso siempre le tocó comer en la cocina, saltaba la cuerda con sus amigas cantando ale-limon, arroz con leche me quiero casar con una niñita… aprendió sola a amarrase las trenzas y utilizar vestiditos cortos porque los largos eran para monjas… de la capital azu-cena que bien pudo llamarse desayuno o media tarde la mal parida pobrecita y malcriada… que sepa coser, que sepa lavar, que ponga la mesa en su santo lugar, que sepa arañar, que sepa callar, que sepa no llorar, que sepa obedecer, a mi negra la quiero y la quiero más que la cotiza que llevo en los pies, a ella nunca nadie le contó como sería su vida y ella sola tuvo que aprender, pero es que en la escuela tampoco aprendió nada y ella sola en la calle tuvo que aprender, los hombres que conoció incluso su padre, ninguno la quiso con sentimiento sino que más bien parecían QUERERLA y que querencia con RABIA, cada tanto se preguntaba si era justo haber venido al mundo en esas circunstancias, para vivir en esa cotidiana expresión de violencia, la niña jamás supo cómo defenderse justo porque defenderse podía ser motivo para que la condenaran, decidió no hacerse pública, porque serlo es sinónimo de puta, aunque ser público para un hombre no es sinónimo de puto. Las opciones de su vida pocas fueron, para los hombres todo estaba dado en la vida, hasta la utopía, solo que para ella  ni siquiera la utopía existió, cuando recién cumplía los quince su primo mayor la inauguro con osadía y propiedad, bueno eso creía él, porque el padre, Que Padre, el alcalde del pueblo ya se había hecho cargo a los 12, de la tarea del varón, primero el padre antes que otro sin vergüenza, su historia para nada es una revelación, a nadie parece extrañarle enterarse de ella, o de lo que paso con ella, o lo que es lo mismo así siempre paso, ¿para que molestarse? si siempre paso, solo pocas han podido zafar y han muerto condenadas a la hoguera, quejarse es suficiente para ser acusadas, perseguidas, apedreadas, desaparecidas, golpeadas, sodomizadas y vendidas en el bar de la esquina, alrededor de 700 mujeres se encuentra desaparecidas hoy día en el sur y se presume que rondan en los circuitos prostibularios u obligadas por sus captores o sometidas por un contrato de sumisión con un empresario que leyó aquel libro y que vio aquella película, casi 4 millones de personas en el mundo sufren por esclavitud sexual, el 80% son mujeres, la mitad menores de edad, está considerada la tercera actividad más lucrativa después del tráfico de armas y de drogas, los tratantes se organizan en redes y los cómplices de estas redes son más naturales de lo que usted y yo podamos creer, las fichan quiosqueros, policías, taxistas, vendedores ambulantes de dólares y oro, o alquileres de minuto telefónico, las preparan en academias de belleza desde que son muy chicas, las seleccionan en la colina para que luego lleven una corona que mañana va a ser exhibida en un taller mecánico, donde lo que menos importa es la corona y el que compra la revista y el diario donde posan, es tan natural como usted y yo, ella nunca pudo llegar a reina, ni siquiera del arroz con pollo, aunque desde niña la enseñaron a cocinar muy bien, requisito fundamental para casarse bien casada y por supuesto mejorar la raza, y así de natural como ella, como usted, como yo, la fila en el cine para ver la película aquella basada en el libro aquel, era también bastante natural, 340 butacas agotadas en todas la funciones, parejas normales, anormales, ordinarias y extraordinarias, tan naturales como ustedes y yo, como ella, que nunca estudio nada, porque nunca la dejaron, las circunstancias no eran óptimas, y a nadie le importo, solo sus hermanos podían, ella, mientras, tenía que prepararles la comida y trapear muy bien el piso con su dignidad para bailar reguetón y dejar que sus primos y amigos le dijeran “culito” al verla caminar por la acera de enfrente, tan natural como que la última vez que supe de ella, hacia la fila para mirarse en el cine, había sido seleccionada entre 4 millones 700 mujeres, casi la misma cifra de las desaparecidas citadas, para el casting de una película de sumisión. Su prima hermana le había recomendado el libro aquel. Sus primos fueron a verla en otra sala del país, sus vecinos también, sus amigas, sus hermanos, sus compañeras de trabajo también fueron y ante las cosas que vieron en la pantalla, ninguno, ninguna soltó expresión de asombro… todos y todas naturalizaron su dolor, rieron a carcajadas con las cosas que vieron, banalizaron su sufrimiento y hoy la visitan en una fosa sin número y sin nombre como una más que no llego a casarse bien casada ni llevar la corona para el taller mecánico. Y claro para eso sirve el cine a veces, para naturalizar la dominación de una niña que sufre desde que se enteró que le tocaría ser niña y después mujer para leer un solo libro y morir en la película de su vida.



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