Necesito contar lo que veo.



A propósito de los 123 años del cine venezolano en disputa.

Ariadna Mogollón es cinéfila, melómana, productora de documentales y mujer


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Con Ariadna nos reconocemos y miramos en la necedad, nos leemos en el cine.

¿Quién es Ariadna Mogollón?
Soy un persona que me autodefino como mujer, entendiendo esto como un concepto que responde a una postura política ante la vida, pero al mismo tiempo me inclino más a asumir lo no binario como una definición identitaria. Me asumo como una persona que en una de sus vidas trabaja creando cine documental, pero también hago otras cosas, tengo otras pasiones, hay otras vetas por donde devengo. Una fase de mí es documentalista, así como una fase de mí es mujer. En esa definición de la subjetividad a partir del género, dedicada a la producción de cine con énfasis en el cine documental y desde hace poco más de un año, compartiendo procesos formativos para mujeres interesadas en pensar y producir cine desde un otro lugar.
Me vinculé con el cine documental hace unos diecisiete años, trabajando CONAC (Consejo Nacional de la Cultura) en un proyecto que se llamaba Estudio 11.
Estudiaba letras y Laura Vázquez, documentalista Argentina, que recién llegaba a Venezuela precisaba de alguien que le pudiera hacer una investigación en literatura venezolana para una serie documental; así que una noche tomando unas cervezas y recién conociéndonos, Laura me preguntó si me interesaba la chamba, yo estudiaba Letras y me pareció increíble poder investigar para una serie sobre escritorxs venezolanxs, me sumé al proyecto y sin querer terminé produciendo.
Creo que la razón, por la que me vinculo al cine y en específico al documental es porque tengo, al igual que todxs los seres humanos, la necesidad de narrar; necesito contar lo que veo, lo que siento, lo que experimento, narrar lo que creo. Y pese a que se tiene la creencia de que la producción no implica procesos creativos yo creo que es totalmente opuesto, la producción y sobre todo la producción del cine documental, requiere una creatividad tremenda y la disponibilidad constante de devenir.
La necesidad de narrar y el devenir en la historia en la que se narra son dos cosas que no puedo separar, la representación de la realidad se puede abordar desde la ficción o desde el documental.
La industria ha fomentado y se ha establecido un cine paralelo al cine comercial que es el "cine de autor", este cine ha establecido un culto en torno a la figura de el director, el que por lo general es un hombre y se ha dejado de lado el potencial creativo del colectivo que hace posible que exista la película, generando entonces directores-marca.
Creo que hacer un otro cine, un cine común, un cine comunitario, en donde pensemos en conjunto el "corazón de la película", se hace imprescindible en este momento y creo que el cine documental, tiene un paso adelante en este proceso.
Repensar los métodos de creación y producción cinematográfica que estableció la industria desde muy temprano y modificar estructuras de producción en el arte nos ayuda a transformar nuestras estructuras de pensamiento y por ende, es una posibilidad más para generar procesos de cambio, de reflexión, de debates y de argumentación.
¿Cómo definirías el documental?
Me gusta la definición de John Grierson, que dice que el cine documental es el tratamiento creativo de la realidad; pero creo que como todo concepto hay que reconceptualizarlo o resignificarlo, así que me gusta definir al cine documental como el tratamiento y la producción creativa de la realidad.
Esto de la producción creativa se me hace fundamental a la hora de pensar el cine documental que hago y que hacemos. Creo que la creatividad en la producción no se centra en la pericia técnica que se necesita para desarrollar y concretar toda la enormidad logística que se necesita en una película; cuando hablo de producción creativa, me refiero a reflexionar y poner en cuestión los métodos que la industria ha dictaminado como los métodos "correctos" para realizar una película. Cuestionar las relaciones de género, de clase, de poder, los procesos creativos y de producción, es parte de lo que propongo como producción creativa de la realidad, en función de ampliar y resignificar el concepto de Grierson. 

 
¿Una corriente de acción política o artística?
Todo arte es político, no hay arte sin postura política por ende el documental es político. No creo que se pueda separar el arte de la política. Lo político, lo ideológico, está tan presente en todas partes que incluso en donde menos creemos que está, está y con muchísimo ahínco. Pensemos por ejemplo en el cine comercial. No es un secreto que Avengers es una película comercial con un claro mensaje político, que eso no se quiera ver o que se pretenda colocar un velo sobre ello, es otra historia. Lo personal es político, el arte es político, la ciencia es política, la física es política, lxs seres humanos somos animales políticos.
El cine documental latinoamericano por ejemplo siempre ha sido una herramienta de creación impresionante en todos los países que conforman la región. El cine documental en su carácter minoritario con respecto al cine de ficción, entiendo el término minoritario según el empleo que le otorgan Deleuze y Guattari, es un cine que nos ha permitido devenir en nuestras realidades, en nuestras historias. Siento que el cine documental se está transformando, se está repensando, está quitándose algunas camisas de fuerza que tenía atadas; por ejemplo la famosa objetividad. No sé si es un "buen momento" para el cine documental latinoamericano, creo que es un punto más en la historia del cine que se produce en la región.
¿guión documental?
Cada vez estoy menos de acuerdo con la estructura del guión formal, a mi me gusta trabajar con escaletas móviles, la realidad no es estática, por ende el documental tampoco puede serlo. Creo que lo que define al documental es la narración, la historia, la trama, independientemente de si esa historia pasó por un proceso de escritura formal cinematográfica.
¿Qué significa hacer, crear, producir documental siendo mujer, en un continente forjado en la cultura del patiarcado?
Creo que no solamente en el continente, la cultura occidental es una cultura capitalista y patriarcal, que además se ha empeñado en hacernos creer que el patriarcado es milenario. Asumirse como mujer es asumir una postura política y desde ahí trato de producir y crear inventando nuevos formatos. Es muy sencillo ser mujer y hacer producción, estamos muy entrenadas para hacer posibles las grandes ideas de los varones y ellos están muy bien entrenados para crear grandes ideas, es muy fácil reproducir relaciones de poder dentro del cine, nosotras callamos y escuchamos atentamente para luego ejecutar; ellos piensan, crean, controlan.
Esto está cambiando, pero las relaciones de poder están muy internalizadas y es claro que la cuesta para ser escuchadas y que nuestras opiniones sean validadas sigue siendo muy alta.
Cuestionar las relaciones de poder desde la “minoría” genera tensión y quien tiene el poder raramente tiene la capacidad de cuestionarse y mirarse desde la acera del frente. Lxs reduccionistas dirán que se plantea un simple cambio entre quienes tienen y ejercen el poder; pero no es así, es mucho más complejo, lo que se plantea es realmente una transformación estructural.

¿El público mira poco documental?
Creo que el problema reside en el manejo de la industria, no vemos cine documental porque a la industria cinematográfica no le interesa; el cine documental cuestiona, reflexiona, genera tensiones, se mueve en el borde, vive del borde, esto lo hace un minoritario. La industria propone un cine hegemónico, un cine que establece parámetros estéticos e ideológicos, un cine que impone una sola mirada una sola reflexión; a esta industria no le interesa el carácter múltiple del cine documental, lo múltiple se contrapone al sujeto y el sujeto. La industria cinematográfica responde a intereses económicos y por ende a intereses políticos y, a estos intereses, poco le conviene un cine cuestionador.
Hay documentales que en sus comunidades son “éxitos de taquilla”, por ejemplo Todo comenzó por el fin de Luis Ospina, en Cali fue un referente de exhibición; entonces no creo que sea un “problema de formación”, creo que nos acostumbraron el ojo a un cine hegemónico y nuestra tarea es abrir a mirada a un otro cine.
¿Las escuelas de cine deberian tener un programa específico para el cine documental?
Considero que debemos tener una base común y que luego, en algún momento, podemos tener programas específicos para el cine documental, así como para la animación y la ficción; pero los límites entre los géneros son difusos y las escuelas deberían aprovechar esa niebla y no empeñarse en esclarecerla. Las fronteras entre los géneros cinematográficos se están borrando, pienso que lo interesante es pensar en una cinematografía en constante devenir, tanto en sus propios géneros, como en las historias.
¿Qué documental has visto últimamente? Tempestad de Tatiana Huezo, Tío Yim de Luna Marán,Yo no soy guapo de Joyce García, El viaje de Javier Eraud de Javier Corcuera, Al filo de la democracia de Petra Costa, Disparos de Elipidia Nikeu,Un lugar llamado Chiapas de Nettie Wild.

 César Padilla
https://www.instagram.com/cehistorialgo/



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