Hacer cine para entendidos no tiene sentido.


Para Andreina y Alborada la producción cinematográfica no apunta necesariamente a conseguir taquilla.



    

    Me crucé con ellas en un pasillo de Unearte, una llevaba patineta, la otra un mapire terciado al hombro e iban apuradas, poco tiempo después entraban a mi clase. Así inició una relación de colegas que quieren hacer un cine distinto para un mundo diferente y mejor.

Andreina Calderón y Alborada Coccoluto no pasan de los 25 años de edad y ya tienen un montón de cosas necias por decir que se notan en su novel filmografía, que dista mucho de ser un mero ejercicio escolar; las inquietudes emancipadoras de su discurso y la subversiva puesta en cuadro son muestra de ello. Les dejo una breve entrevista a estas dos genias que ya son parte del presente de nuestra cinematografía y cuyas obras circulan en la nube.

En tiempos de Jamenson revisitado y Android 4k, cuando la cultura patriarcal, en vez de disminuir, se afianza ¿porqué dos jóvenes hacen cine en un mundo que parece permitir sólo mujeres domésticas, domesticadas y no creadoras?

Andreina: Hacer lo que une quiere es un proceso transformador y reivindicador. Creo en el cine y el audiovisual como espacios de diálogo genuino entre todes nosotres. Eso es lo que ocurre; amor y respeto por el cine, el arte y las ganas de luchar desde las trincheras que cada une escoja para enunciar; enunciaciones cargadas de memoria e historia.

Alborada: Revelarse, hacer y alzar la voz son consecuencia natural ante la opresión en tiempos en los que los postulados del enroque patriarcado-capitalismo son los mismos de hace siglos, pero sus formas de permear nuestro imaginario y coartar nuestra autonomía han “evolucionado”. La violencia machista se expande a través de redes sociales, el audiovisual masivo y las nuevas plataformas de comunicación. Es fundamental que las mujeres nos empoderemos de herramientas para enunciar nuestras realidades y a través de la creatividad y el conocimiento incidir en el colectivo donde el patriarcado nos dibuja a su imagen, semejanza y conveniencia.


¿Ficción o documental?

Andreina: Ambos. Encuentro la ficción impune y divertida, desde allí las sensibilidades y los discursos hacen lo que quieren con une, incluso con quienes intentamos leer tan rápido como podemos, al final seguimos haciendo pacto, a eso me refiero con impune, por eso creo que la ficción tiene que ser conquistada por nuestros paisajes. El documental es poesía, cercanía, complicidad y mantiene viva nuestra capacidad de asombro, es una suerte de organicidad de lo que ves en la realidad pero no puedes materializar en palabras o explicar y el sentido se lo da el documental.

Alborada: Me resuena la definición de documental: “tratamiento creativo de la realidad” porque vivo en constante proceso de observación e indagación de los espacios que habito y las personas con que me relaciono. Es una oportunidad de sublimar lo cotidiano, encontrar la cualidad poética en la realidad, con las contradicciones y subjetividad que implica lo que cada une llama “realidad”. Cuando me acerco a historias, lugares, personajes o delante de cámara, ocurre una profunda transformación en mí. Mi descubrimiento en el proceso documental es mirarme y encontrarme a mí misma en esa realidad y darme cuenta de que todes estamos hechos casi de lo mismo.

¿Cine para qué y para quién?

Andreina: Siempre aquella cita de Glauber “Donde haya une cineasta de cualquier edad, de cualquier procedencia, pronto a poner su cine y su profesión al servicio de las causas importantes de su tiempo...” y algo que dijo la profesora Carmen Hernández “el arte debe agarrarle el pulso del presente”.

Alborada: Para mi mamá, la mejor productora audiovisual que conozco, aunque no estudió cine, para mis amigues no cineastas que preguntan qué opino de una película, para quienes se sienten convocades a ver obras en las salas, descargarlas o ver Netflix, para todes. Quienes comunicamos a través del audiovisual debemos confrontarnos con la idea de que no lo miran otres cineastas sino personas diversas, con sus herramientas, conocimientos y subjetividades. Hacer cine para entendides no me hace sentido, pensar que manejamos un lenguaje distinto es un acto elitista y egocéntrico que limita la interacción entre quien hace y quien mira. Mi utopía es que todes les que deseen comunicar o mirarse a través del audiovisual puedan hacerlo. Siento la responsabilidad de compartir herramientas con otres, entendiendo al audiovisual como recurso directo y fundamental para denunciar y comunicar, mientras más personas mejor, de lo contrario el cine siempre va a ser un privilegio.


Pudimos ver hace poco Clandestinas, el reciente trabajo de la dupla Calderón/Coccoluto…

Andreina: No es algo planeado, yo fui invitada de Alba a participar en su proyecto, nos acercamos como amigas y reconociendo que andamos en cuestionamientos e inquietudes afines. Hemos aprendido y crecido en los procesos que es lo más importante. Para Nace una doula fuimos una “dupla” todo terreno, pero Clandestinas lo sacó adelante mucha gente. Alba y Ariadna, son quienes finalmente le dan sentido a todo el esfuerzo.

Alborada: El cine se hace con amigues, cuando siento la necesidad de decir algo a través del audiovisual pienso en contarlo a Andreina, Ariadna y Mailyn, pues quiero hacerlo con ellas. La primera vez que Andreina y yo hicimos documental juntas (Nace una doula, 2018) fue desde la emoción, el descubrimiento y la ingenuidad. En Clandestinas hubo emoción y descubrimiento, porque así es documentar, con ella me siento libre de experimentar in situ, contarle mis dudas y miedos en el proceso, pedirle prescindir de lo estético y segir grabando porque lo que está pasando es irrepetible, porque así es la realidad. Nuestros conocimientos y cualidades se manifestaron de forma menos ingenua y más intencional. Crear con la misma persona en distintos momentos de la vida permite observar su evolución, su transformación creativa y es realmente hermoso; pasa también con Ariadna, montadora de mis proyectos, cada vez es menos decir y más saber/ sentir lo que queremos decir o lo que el material grabado nos dice.

Parece que las escuelas de cine y audiovisual proponen un pensum orientado a la taquilla ¿qué creen?

Andreina: Hay un deseo de taquilla, pero no creo que tengan ese objetivo, creo que no saben realmente para qué proponen un pensum, ¿para que hagan muchas películas?, ¿qué hablen sobre qué?, ¿4K, 4D o con celular?, ¿en estudios o en las calles?, ¿películas de género o que los rompan? No se entiende, sólo quieren que hagamos películas “buenas”, “artísticas” y que las vea mucha gente. Enseñar cine es muy complejo, creo que falta pensar que consumimos Netflix, HBO y Hollywood y en la Universidad dan clases con Ciudadano Kane, Lo que el viento se llevó y alguna película latinoamericana, pero al final del día no nos formamos para nuestras historias ni para nuestras posibilidades de producción. Nos volvemos estudiantes deseosos de hacer el Guasón y Euphoria, pero en la calle la realidad es otra.

Alborada: La escuela despertó mi pasión por el cine, ignorada hasta que llegué allí por casualidad. El aprendizaje estético/teórico es importante, educar el ojo como decían algunes profesores, pero puede distanciarnos del mundo real, de la industria cinematográfica y su funcionamiento. Es importante tener claro qué estudiantes quieren formar; que sueñen con el Oscar y tributen al capitalismo, que hagan películas taquilleras o que miren el cine como una herramienta para incidir en su contexto histórico y social. Considero que hace falta acercarnos a cómo funciona el cine como oficio y fuente de sustento, es fundamental aterrizar preguntas en les estudiantes: ¿para quién hago cine?, ¿qué quiero decir? Entender el cine, no sólo como un asunto estético sino desde sus cualidades políticas.

¿Qué referencias podemos citar en su puesta en escena y cuadro?

Andreina: Citar es una palabra muy fuerte y aún estoy aprendiendo, conmigo caminan siempre Petra Costa, Lucrecia Martel, Agnes Varda y Patricio Guzmán.

Alborada: Mirar documentales como Nostalgia de la luz o El botón de Nácar de Patricio Guzmán me hizo entender que nunca se hace documental sin que la realidad que muestras te exponga a ti misme. Me hizo mirar que a través del documental podía dar forma y lugar a la importancia de la memoria para mí, como para muches de nosotres de este lado del mundo. Esa constante búsqueda de mirarnos y entendernos a través del tiempo, registrar nuestras vivencias y que nadie nos borre la historia. Varda es una de mis referentes más importantes en el cine y en la vida, en Clandestinas su impronta es evidente.



César Padilla
https://www.instagram.com/cehistorialgo/





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