En la fotografía plasmó mi voz interna.

Publicada en el semanario de las culturas Todasadentro el 03 de Agosto de 2020

"...La dirección de fotografía está todavía culturalmente asociada con un trabajo de hombres. Pero eso no sucede solo en el cine, sucede con todos los trabajos técnicos..."



Clara Bianchi es bonaerense de nacimiento, fotógrafa y colorista con dedicación a la cinematografía

Con ella compartimos un montón, gente transitando en común por nuestros quehaceres, técnicos y técnicas con las que hemos coincidido en set, cosas del cine y el audiovisual que nos acerca. Nos cruzamos una vez en el seminario de “Efectos visuales digitales” organizado por el CFP-SICA y UNTREF; sin embargo ni ahí nos conocimos, luego supe que a propósito de su tesis de egreso en la Universidad del cine,  circulaba un libro del cual me hice al toque y recomiendo buscar, leer y devorar si esperan conocer la dirección de fotografía, estudiarla y ejecutarla cine, Dirección de fotografía y efectos Visuales, una puesta en texto para entender el relacionamiento y articulación de los roles en la dirección fotográfica en el cine contemporáneo. Comprender cómo funcionan el flujo de trabajo pre y final de una película, pensando en la foto y el resultado visual final que se aspira. Leer este libro es acercarse a esa noción y obtener conceptos nuevos que abren una puerta a la fotografía cinematográfica.

-¿Quién es y cómo se define Clara Bianchi y qué significan el cine y las artes audiovisuales en en la visión de Clara Bianchi?

-Soy de Buenos Aires, Argentina y soy Directora de Fotografía y colorista. Cuando conocí la Dirección de Fotografía, me vi reflejada en su cualidad estético-técnica. La imagen es el medio que encontré para expresarme, sacar mi voz interna. A través de la lente me relaciono con las cosas de una manera diferente a cómo lo hago sin ella. Se podría suponer que una cámara crea una distancia, una barrera, una separación entre el que filma y lo filmado, pero creo que puede ser totalmente al revés. Con la cámara soy capaz de crear un vínculo mucho más estrecho con las situaciones y las personas que estoy capturando. Por un lado, el mundo se vuelve abstracto, formas y colores, y a la vez se vuelve cercano, íntimo. Luego se sumó el trabajo de corrección de color, que lo veo como algo inseparable. Es el mismo trabajo del DF pero aplicado en la postproducción en lugar de en el rodaje.

-¿Por cuál optas: La ficción o el documental? ¿Por que?

-Las dos cosas, me es imposible elegir una. El hacer documentales te lleva un poco más que la ficción a conocer personas, lugares, historias y situaciones muy de cerca, de una forma que difícilmente uno accedería si no se dedicara a esto y sin pertenecer a esos mundos. Eso es lo que más me atrapa, ya que esos acercamientos se convierten en experiencias que alimentan mi vida. Tener esa intimidad con, por ejemplo, una familia en alguna pequeña ciudad lejana que te invita a sentarte en su mesa al terminar la jornada. O con una mujer que te revela sus experiencias más traumáticas y te hace llorar con ella. Son vivencias que le dan al documental un sabor especial para mí. Sumado a eso, el documental tiene la potencia de ser el medio de transmisión de esas historias. Y al elegir un punto de vista desde la cámara estoy interpretando esa realidad. Es interesante ese proceso espontáneo que se produce en una jornada de documental. La realidad está allí sucediendo, ¿dónde me ubico y con qué lente? Todo en un segundo. El trabajo de DF se fusiona por momentos al de la dirección. La ficción tiene un componente de otra índole que me atrapa en un sentido diferente. Suele haber más posibilidad que en el documental para trabajar con la luz y la cámara. Leer el guión y ver la imagen con la mente para después llevarla a cabo en la realidad. Eso es mágico. Lo ideal es cuando las tres cosas se combinan: la vivencia del rodaje, lo espontáneo en la captura del momento y el trabajo artístico, ya sea en un documental o en una ficción.

-Pensando en tiempos del progreso avasallante, pasamos abruptamente del Super 16 al Betacam y miniDV, hoy día las película caben en una tarjeta rígida de 128 gb o un disco portable por SDI,  ¿es el mismo flujo de trabajo para  la dirección de fotografía?, ¿qué opinas?

-Al ser un trabajo que implica el uso de tecnologías es importante estar actualizado. No necesariamente para usar las últimas herramientas disponibles, pero sí conocerlas y poder elegir la que más se adecúa a nuestro proyecto. Tanto desde un punto de vista artístico como práctico y acorde al presupuesto disponible. Para lograr el resultado que buscamos es importante ser nosotros los que manejamos la técnica y que no sean los equipos los que nos manejan a nosotros. Para eso debemos conocerlos. Las novedades tecnológicas se presentan en el mercado con una velocidad cada vez más vertiginosa. Se hace difícil conocer con profundidad los nuevos lanzamientos como tal vez sucedía en la época del cine analógico. Por ejemplo con el fílmico conocíamos cómo respondía cada tipo de película, ya que no eran tantas las marcas y tipos disponibles. Además en una época, el flujo de trabajo desde la cámara hasta la proyección implicaba menos pasos y por lo tanto menos manos intermediarias. Mis últimos años en la universidad coinciden justamente con las primeras épocas del cine digital. Durante esos años lo digital generaba bastante rechazo en el mundo académico y era entendible, ya que esa transición no fue directa, sino que incluyó un bache. Un período incómodo de experimentación con cámaras de una calidad inferior al fílmico en términos de resolución, textura, color, profundidad de campo y otras cualidades. Entonces había mucha desconfianza, ¿por qué cambiar? Se preguntaban muchos. Por otro lado significaba enfrentarse con lo nuevo, salir de la zona de confort. Pasar del mundo de la química al mundo digital. Era un gran paso. Hoy en día ya el cambio no es tan abrupto como aquel, porque es una evolución fluida dentro de un mismo lenguaje, no implica un salto. Es cierto que es difícil mantenerse al corriente de cada novedad al ser estas constantes. Pero esta velocidad en los cambios tecnológicos por suerte viene acompañado del mundo online y la democratización de la información. Casi toda duda técnica que tengamos está respondida en la web y si no lo está hay alguna otra persona del otro lado del mundo para discutirla y sacar conclusiones juntos aportando a la red. En cuanto al flujo de trabajo, se ha vuelto más complejo, y eso puede significar que el director de fotografía pueda llegar a perder el control de la imagen final porque no es involucrado siempre en todas las etapas. He hecho trabajos de colorista en los cuales el contacto fue solamente con los productores y no estuvo presente (ni virtualmente) el DF. Me ha pasado a mí también como DF, que cuando el proyecto es para alguna cadena de TV, la post la hacen enteramente allí y el trabajo de corrección de color es tomado como un paso solo para legalizar la señal y no como un paso estético. Todo es cuestión de presupuesto, no porque los directores de fotografía no quieran estar presentes en la post.Hoy en día la imagen se termina de hacer en la postproducción, desde el hecho de que la imagen a veces se graba en RAW, en un rango dinámico cada vez más amplio para no perder detalle en bajas ni en altas luces y poder decidir en la post la curva que se aplicará y el contraste final que tendrá esa imagen. Además, por el uso cada vez más frecuente de imágenes generadas por computadora, debido a sus cualidades cada vez más realistas e inseparables de la imagen fotográfica. La imagen se vuelve un rompecabezas compuesto de elementos producidos por diferentes manos y con diferentes herramientas pero donde no se ven los hilos que las unen. Y ya no solamente para películas de ciencia ficción o para producir escenas imposibles de filmar sino como un método más de resolver planos. Este sería un capítulo aparte, a mí me parece fascinante y por eso trabajé sobre este tema en mi tesis. En analizar ese espacio donde confluyen el trabajo del director o directora de fotografía y el del equipo de efectos visuales digitales.

Trabajo “de hombres

-En un mundo hegemónicamente determinado por varones, una mujer ejerciendo en cine y el audiovisual, la dirección de fotografía donde además raras veces vemos mujeres como cabeza de área ¿difícil?, ¿violento? ¿Cómo lo llevas?

-Es increíble, pero la dirección de fotografía está todavía culturalmente asociada con un trabajo de hombres. Pero eso no sucede solo en el cine, sucede con todos los trabajos técnicos. Por esta razón es que compañeras activas comenzaron a crear espacios de encuentro y acción como la Comisión de Género dentro de la ADF (Autores de Fotografía Cinematográfica Argentina). En 2018 desde la comisión hicieron un estudio en conjunto con el Colectivo de Técnicas con datos y estadísticas del trabajo registrado de las mujeres en roles técnicos dentro del cine y la publicidad en el país. Los datos son contundentes. Las ramas en las que se registran mayoría de mujeres son exclusivamente en arte, vestuario, maquillaje y peinado. Parecen estadísticas de otra época, ¿o no? Luego se ven más equitativos los roles de dirección y los administrativos. En el resto de las ramas es minoría, en particular en fotografía y cámara, son mujeres las cabezas de equipo solo en un 10,4% en largometrajes y en un 2,6% en publicidad. Y en el rol específico de electricidad y grip baja a un 8% en largos y un 0,4% en publicidad. Todos estos datos son importantes para que la situación no se convierta en una cuestión de opinión sino que se vea que es concreta e irrefutable. Alguien podría creer que son menos las mujeres que buscan dedicarse a la fotografía y listo, pero no, es más complejo que eso. En una charla online que vi hace poco, la DF italiana Maura Bergmann contaba una anécdota en la cual estaba grabando un documental y las niñas del lugar la miraban con su cámara como si fuera una astronauta o una extraterrestre. Decía, y estoy de acuerdo, que es durante esas edades que deben saber que también los roles técnicos son para nosotras, que no es algo exclusivamente de hombres ser camarógrafos o ser ingenieros o lo que sea. Parece algo muy obvio lo que digo, lo es en la teoría, pero yendo a los hechos todavía esa diferencia en la educación formal e informal está presente. Supongo que es difícil aspirar a algo en lo que no te ves representada, hace falta romper límites impuestos y además ser muy perseverante. Todas, en teoría y al menos en occidente, tenemos acceso a la educación, pero otra cosa es salir al mundo laboral y tener las mismas oportunidades. Se suelen ver menos mujeres liderando el equipo, como lo demuestra la estadística, y en especial en los proyectos de mayor magnitud. En mi experiencia, las oportunidades de trabajo como DF que tuve hasta ahora en general fueron producciones en las cuales hubo que insistir si necesitaba agregar por ejemplo un HMI o SkyPanel en el listado de equipos…

Y volviendo a la pregunta, sí, se han dado algunas situaciones en mi vida difíciles sólo por ese asunto de ser mujer cumpliendo el rol de DF. Por suerte no muchas y siento que hay una conciencia cada vez mayor al respecto, pero sí algunas. Es posible que siendo mujer se pongan más fácilmente en tela de juicio las capacidades de una. Me ha pasado en un trabajo con un gaffer que discutía o hacía de mala gana cada cosa que pedía. Para mí el gaffer es justamente la persona en la que uno debe poder apoyarse, volcar las ideas, pensarlas entre los dos, resolver problemas y avanzar. Pero su actitud no era constructiva y era sin duda una cuestión de género. Era la primera vez que trabajábamos juntos (y la última) y encima en un proyecto muy caótico desde la producción. Fue una muy mala experiencia.

Antes de eso tuve otra experiencia cuando decidí dejar de trabajar con una ex pareja. Me enteré que contactó al menos a 2 productoras cercanas a mí y les pidió expresamente que no me llamen mientras él seguía ofreciéndome trabajos en su productora, como si yo fuera de su propiedad. Es fundamental que todo esto se esté hablando y poniendo sobre la mesa, significa que el cambio ya está sucediendo.

¿Cúal es el trabajo más complejo que te ha tocado montar y cual es más bonito?

Pueden ser complejos y a la vez bonitos. Depende de qué tipo de complejidad estemos hablando. Aquella mala experiencia con el gaffer fue en un trabajo complejo y nada bonito, porque la complejidad se debió a una muy mala organización de la producción y no a un desafío estético o técnico. Era muy interesante el guión y eso es lo que me llevó a querer participar, pero muy pretencioso para lo que esa producción era capaz de llevar a cabo. Era una casa productora sin experiencia y llegábamos al rodaje con cero recursos, inclusive sin locación definida a veces y con un guión de una superproducción. La asistente de dirección venía pidiendo desde la pre-producción la necesidad de adaptar el guión para llegar con los tiempos y recursos disponibles. No la quisieron escuchar, ni el director, ni la productora. A pesar de todo, yo estaba muy comprometida y me puse el proyecto encima e hice lo mejor posible, pero cuando se cumplió mi contrato me fui, aunque faltaran algunas escenas que habían quedado fuera del plan. Luego de un tiempo siguieron grabando pero la serie nunca se estrenó.

Un proyecto desafiante pero bonito en el que trabajé fue la serie documental Presidentes de Latinoamérica en el 2010. Eran entrevistas a los presidentes realizadas generalmente en sus despachos y acompañadas de escenas grabadas en la ciudad y alrededores. Las entrevistas eran a 4 cámaras y la puesta de luces implicaba armar como un estudio dentro del salón presidencial. Había que diseñarla de forma que pueda ser armada rápidamente por poca gente, no significar demasiado sobrepeso en el vuelo y todo esto sin perder la idea estética que se había planteado lograr. No había scouting previo, así que el equipamiento debía adaptarse a diferentes situaciones posibles. Luego de que el personal de seguridad revisaba cada valija y cada bolso, entrábamos por primera vez al lugar de la entrevista y debíamos resolver la puesta en un máximo de 40 minutos. Una vez que entraba el Presidente debíamos estar listos grabando sin posibilidad de corrección. Recuerdo la primera de todas, que fue con Evo Morales. Una autoridad del canal decía nervioso que no entendía mi puesta, ya que la luz principal venía del lado opuesto a las cámaras, cosa que implicaba tener las luces montadas en trípodes tipo boom que pasaban por encima de los entrevistados para no verlas en el plano general. Pero cuando las prendimos y vio el monitor se quedó tranquilo y entendió que se lograba mayor tridimensionalidad en los rostros con esa angulación de la luz. Necesitaba ver para creer en lo que estaba haciendo. Cada capítulo implicó un viaje y miles de anécdotas de esas que no se olvidan.

Hay muchos otros proyectos que recuerdo con cariño, por ejemplo un cortometraje que quiero mucho que se llama Cuchipanderos y lo dirigió Agostina Guala. Lo grabamos en Las Grutas, una ciudad balnearia muy pintoresca en el sur, con un equipo técnico y actoral muy agradable. Tuvo todos los ingredientes que uno pueda desear: buen equipo, una locación ideal y una historia profunda y auténtica.

-Muchas veces vemos a los estudiantes de cine quejarse de esto, “que pesado todo ese cine viejo que nos mandan a ver, dicen”. ¿Para dirigir fotografía ¿Tienes que ver mucho cine y audiovisual?

-Depende del objetivo del estudiante. No es lo mismo hacer imágenes que crearlas. Podés copiar fórmulas y hacer imágenes “bellas” o podés ser creativo, crearlas desde tu imaginación, que esa belleza tenga profundidad, que exprese. Por lo tanto nutrir esa imaginación será importante y ver ese “cine viejo” es parte del proceso. Trabajar desde la superficialidad o trabajar con consistencia.

Hoy es maravillosa la cantidad de información que ronda libremente por las redes. Está lleno de fórmulas para resolver situaciones en videos tutoriales que si duran más de 5 minutos ya son largos. Imaginemos entonces en la cabeza de un joven proyectar una carrera de 3 o 5 años… Sumado a eso, el equipamiento de calidad (por suerte) se ha vuelto más accesible con las cámaras DSLR por ejemplo. Por lo tanto, tenés la cámara, tenés el tutorial y tal vez ya estás satisfecho, podés salir a filmar algo semi profesional. Pero como decía, la diferencia está en el objetivo que tenga el estudiante. El mercado audiovisual se ha abierto muchísimo con las redes. Hay infinidad de usos que se le da al video, ya no es el cine y la TV solamente. Si su objetivo es por ejemplo trabajar haciendo videos de promoción, videos musicales, o tal vez publicidades, puede que le sea suficiente copiar fórmulas y dependerá de su creatividad innata el resultado que obtendrá. Pero si el objetivo del estudiante es tener una carrera artística, ir más allá de las fórmulas y buscar una propia voz, conocer la historia del cine será fundamental para su formación.

Ya que estamos entre una gran comunidad de estudiantes de cine, ¿qué podría decirles Clara Bianchi, a partir de su experiencia personal?

-Entiendo que no somos médicos y el título no sea estrictamente necesario para ser directora de fotografía, o lo que quieras hacer en un rodaje. Pero si tenés la oportunidad de estudiar una carrera está bueno aprovecharla. No solo le da profundidad a tus conocimientos, también es un espacio que está buenísimo para practicar. Sugiero participar en todas las prácticas que se pueda, sin temor a equivocarse, porque justamente para eso están. Si no nos equivocamos, difícilmente aprendamos. Además están los vínculos. El camino hacia el primer trabajo será mucho más fluido ya que si sos un alumno activo naturalmente serás parte de equipos de rodaje y va a ser con ellos que seguramente saldrás a hacer tu primer rodaje profesional. Hoy la imagen ha tomado mucho protagonismo como medio de comunicación. El audiovisual ya no es un medio elitista, se ha vuelto más accesible por el simple hecho que podés hacer una película con el celular que tenés en el bolsillo si quisieras y publicarla en la web. Por lo tanto poner a la práctica tus estudios se ha vuelto mucho más viable que antes.

Es posible producir algo y hacerlo llegar a una audiencia sin necesidad de una gran infraestructura. Por ejemplo se me ocurre ahora la miniserie de bajo presupuesto que se llama “Che Peruano” de Ernesto Rowe y que participó del WebFest de Berlín. Hace unos años se hace acá el Festival Buenos Aires Series, donde se puede ver lo interesante y extenso que es el mundo de las series web. El valor no está en el tamaño de la producción sino en la historia que se cuenta.

César Padilla / Buenos Aires

Fotos: Cortesía de CB



Bio-filmografía

Egresada de la Universidad del Cine con especialización en Dirección de Fotografía. En 2017 la editorial El Aleph publica su tesis Dirección de Fotografía y Efectos visuales. Ese mismo año estrena el largometraje Música para Casarse, su primer largo de ficción como DF.

Desde 2009 que ejerce como Directora de Fotografía. En los primeros años trabajo en una gran cantidad de series para Canal Encuentro, como por ejemplo Presidentes de Latinoamérica, Caudillos y Detrás de todo Encuentro. Su primer largometraje documental estrenado como DF fue Un Rey para la Patagonia en 2010, premiado en Mar del Plata y el festival de Cine de Málaga. Acompaño la nueva ola de series web con proyectos de ficción estrenados en el canal UN3 y Contar, como Psicosomática y Noche de Amor, seleccionada en Cannes Series 2019. También hizo cortometrajes como Cuchipanderos, que fue parte del Festival Luz de 2016. Se desempeña además como colorista. Estuvo al frente de la postproducción de color de diversos largometrajes, series y comerciales como por ejemplo el largo de Carmen Guarini Ata tu arado a una estrella. También fueron parte de su recorrido académico Global Cinematography Institute Los Ángeles, Punto Cine, Cinema Gotika, RED Digital Cinema, Untref Media e ICP Nueva York. Fue docente en la Universidad del Cine, en el CIC y en el proyecto ZAP. Jurado en el Festival de Cine Leonardo Favio 2016 en la categoría cortometrajes y en el Festival Graba en Mendoza 2019 por el premio ADF.




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