Daniela Alfonsina Reiter: “Nuestras subjetividades están en gran medida sujetadas por la producción simbólica del capital”

 https://todasadentrosemanario.wordpress.com/2020/11/09/daniela-alfonsina-reiter-nuestras-subjetividades-estan-en-gran-medida-sujetadas-por-la-produccion-simbolica-del-capital/

 

De las aulas y pasillo de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), espacios que siempre quisimos tener y a los que urge potenciar,  de la inquietud que nos encuentra entre los necios y las necias, que nos hace coincidir rebeldía, de ahí nos conocemos algo con Daniela Alfonsina Reiter, una joven artista  a quien el arte resulta un vehículo de vida, una pasión en la que construye su esencia.

Esa fuerza para pensarse en la imagen, verbo atravesado, rostro de mujer subversiva que no se está quieta en la apatía que nos reserva la posmodernidad, que la cuestiona y que se cuestiona y que propone el arte como salvación.

Y como venimos haciendo en Todasadentro hace rato, abriendo puertas, mirando para donde no estábamos mirando, Daniela convocó de nosotros la necesidad de una conversa.

-Cuéntanos de ti: ¿Quien es Daniela Alfonsina Reiter?

Una creadora, que como dice mi amiga Agnés ¨recrea sus ritmos internos¨.


¿Qué significan el cine y el audiovisual para Daniela y cómo tender vínculos con tus búsquedas en las artes plásticas?

En lo personal creo que el cine es fundamentalmente un medio expresivo que persigue la acción precisa de comunicar, este es un objetivo común con cualquier otro medio expresivo, el cine, por fortuna, ha tenido la capacidad de desarrollar un lenguaje particular dentro de su forma y con una fortísima capacidad de producir imaginarios, para mí su fuerza reside en lo simbólico. Ahora, si existe en el cine alguna tensión con el arte es fundamentalmente por la tradición industrial que abraza al cine desde sus inicios. En amplio sentido, el cine toma de las artes plásticas los elementos formales de la imagen, claro que la dimensión técnica del medio audiovisual le otorga connotaciones específicas al trabajo de la imagen y la enriquece a través del movimiento. Para mí, el cine es y ha servido como un modelo para el arte contemporáneo, cada vez más la videografía y el cine en celuloide, se incorporan a las prácticas artísticas contemporáneas en discursos de memoria histórica, etnográfica y personal; se continúa rescatando la cualidad del registro documental en los discursos del arte efímero como una forma de prolongación de la obra. Creo que ha sido el cine el que se ha mantenido rígido en los modos de representación, producción y exhibición, tengo la sensación de que la idea de cine no se ha modificado demasiado en los últimos años, la idea de que el cine es: una historia de dos horas con un espectador sentado frente a la pantalla, con un proyector escondido en una sala oscura, parece ser una doctrina que ha petrificado la experiencia cine. Creo que es urgente rescatar la elasticidad del medio cinematográfico ampliando sus posibilidades expresivas, hay que reflexionar en torno a las nuevas representaciones contemporáneas, la multiplicidad narrativa, el acceso aleatorio a la información, los recorridos espaciales que podrían dinamitar el cuadro bidimensional, sobre estos elementos centro mi búsqueda personal, claramente mi visión es video-instalativa y persigue la posibilidad de un espectador emancipado a través del acto performátivo del cuerpo-presente que demanda el recorrido instalativo. Citando a Jonas Mekas ¨hacen falta películas menos perfectas, pero más libres¨.

-Ser joven, mujer y dialogar desde el arte con el mundo.  ¿Cómo y para qué?

-Ser mujer es un lugar de enunciación muy específico, con el cual me siento, además, muy plena y cómoda, me encuentro constantemente en el ejercicio de mapear y re-mapear mi pensamiento y mi mirada sobre el mundo para luego darle existencia formal a esos ritmos reflexivos. Para mí, categorías como ser joven o ser mujer son en realidad devenires de mi propia existencia, mientras continúe expandiendo mi territorio vital el devenir será un anhelo constante con algunos momentos de certezas. Me interesa mucho eso de ser mujer, pero me interesa mucho más eso de ser persona, me refiero a que estoy continuamente trazando mi territorio, no me coloco el ¨ser mujer¨ como un lugar fijo y univoco para entender el mundo porque quiero moverme y entender con libertad los múltiples campos de interés que pueblan la vida. Diálogo con el arte porque su potencialidad es infinita para traducir todos los estadios del alma y las emociones, es el medio predilecto para transformar el caos, la incertidumbre, la tristeza, la indignación, pero también lo es para potenciar los afectos, el encuentro, la reflexión, la belleza. El arte es para mí el lugar perfecto donde puedes establecer un puente con la imaginación, el inconsciente, lo ilusorio, lo abstracto, esa es una oportunidad difícil de encontrar en otros campos que están sujetos a la verdad y la razón. Yo vengo de las ciencias sociales, específicamente de la politología, pero el espacio de la academia no era mi espacio vital, no expandía mi potencia, al contrario, me comprimía: el hecho de ceñirme a una ideología y ser presa del análisis, inhibían la riqueza de mi producción imaginaria, esto lo hablo en términos de tristeza y alegría, yo no me sentía feliz siendo o «fingiendo» ser intelectual; entonces, bueno, decidí ser valiente y además desvergonzada; y establecer una relación con el arte. Digamos como dice Deleuze, decidí ser ¨un huracán que avanza alegremente¨, un huracán que afortunadamente, abandono la academia, pero nunca dejé de pensar.

 

 Son tus prácticas artísticas mediaciones para un acto educativo transformador o asunto de la subjetividad de quien las mire?

-Creo que el acto transformador no está separado de la producción de subjetividad y entenderlo así es un gran error, sobre todo porque anula las correspondencias y las complejidades reduciendo todo a una discusión de polos opuestos. Yo lo entiendo así: nuestras subjetividades están en gran medida sujetadas por la producción simbólica del capital, la cultura del éxito, el régimen de blanquitud, la opresión patriarcal, estos elementos, así como todos los otros que podamos entender dentro del status quo, tienen la función principal de suprimir la diversidad, anular al otro y evitar los procesos de singularización porque el objetivo es hacer subjetividades seriadas, homogéneas y universales; en eso la industria publicitaria y los mas medias son altamente eficientes. Entonces si nuestra subjetividad está sujetada, el acto de transformación que se manifiesta evidente es, precisamente, conectar con nuestros impulsos vitales porque todo cuestionamiento al orden establecido nace de nuestra potencial deseante, nuestros deseos funcionan como productores de nuestra subjetividad, se trata de aprender a como devenir en sujetos, eso que desea fugarse del orden dominante para permitirse una actuación sin restricciones surge necesariamente de una relación de intimidad consigo mismo y la necesidad de agenciamiento personal, este es el acto de transformación al que yo he logrado aproximarme, tomando mis emociones y mi universo interno como válido para ejercer eso que llaman “cuidado de sí”, evidentemente trabajo una estética del espejo, donde más allá del culto narcisista, el otro pueda reflejarse cuestionando su propia imagen, su propio autorelato y su propia relación con la memoria para desandar el capitalismo.  

-¿Qué hacer para que las artes, las miradas que la imaginación nos devuelve del sueño hechas lenguaje determinen caminos emancipatorios para nuestros pueblos?

-Aprovecho esta pregunta para continuar desarrollando la idea de hacerse un espacio en el mundo a través del deseo y que nuestro proceso de singularización acabe por convertirse en eso que yo prefiero llamar, territorio autónomo. El cine independiente y toda esta tradición del cine desmarcado, tanto de la producción canónica pero también del cine de izquierda tradicional, insiste en desarrollar la idea de un cine personal que centra sus esfuerzos en representar cinematográficamente al yo a través del trabajo auto-etnografico. Yo creo que lo que hay que hacer desde las artes es mapear el cuerpo, la emoción, el pensamiento, hacerlo autónomo, generar líneas de fuga que hagan espacio para la singularización, concretar eso que Deleuze llama revoluciones moleculares.   

-Pensando en la posmodernidad que desde su llegada viene proponiendo rechazos a los procesos históricos. ¿No es el arte un proceso histórico?  ¿Entonces?

-Si, es un proceso histórico, todo lo es en gran medida y está relacionado con nuestro presente. Hay  lecturas encontradas respecto a esto, tengo la impresión de que la base de esta discusión es dicotómica. Si la posmodernidad es una lectura desalentadora, la modernidad es una lectura hambrienta y devastadora, creo que el reto está en encarar reflexivamente las zonas que el pensamiento occidental ha marginado.

-Eduardo Galeano nos habla de una construcción basada en la memoria, en la historia que nos hace. ¿Cómo vincular el arte a esa construcción?

-La memoria es una forma de acceder a la identidad, prácticas como la auto-narración, la auto-ficción, el diario se vinculan a esa construcción del arte de la memoria. En la medida en que consideres tu historia de vida como un mapa para producir y ampliar tu propia subjetividad generas una desestabilización en el orden de control. Habitar lejos de los límites inflama la vitalidad.

-¿Lugar común para pensarnos o contra el lugar común?

-Creo en el lugar común, en la colectividad, en el encuentro. En lo que no creo es en la homogenización, en silenciar las diferencias por permanecer en el lugar común, creo en el desarrollo de una sensibilidad que nos permita avanzar desde las singularidades que deben surgir en el propio espacio común.

-Penúltima “como el cartucho del mayo francés”

-Sobre las consignas del Mayo francés, prefiero la que dice “Mis deseos son la realidad. No me liberen, yo basto para eso”.

-Arte y patriarcado, ¿Quién nos salva?

El patriarcado nunca nos salvará de nada, la respuesta es obvia.

 

 

César Padilla / Caracas

Fotos: Cortesía D.A.R.

Biografía

Daniela Alfonsina Reiter (Caracas, 1991) curso estudios de ciencias políticas en la Universidad Central de Venezuela. Estudió fotografía documental en el instituto de formación cinematográfica COTRAIN, donde también se desempeñó como coordinadora de talleres. En 2012 ingresa a la Universidad Experimental de las Artes UNEARTE en la carrera de artes audiovisuales mención dirección. Desenvolviéndose en una formación complementaria en artes plásticas en la escuela Armando Reverón cursando cátedras de fotografía analógica, escultura y cine experimental. Ha realizado los cortometrajes experimentales Sutil Desgarro (2016) e Identidad (2018) y el mediometraje La escritora (2017). Co-creadora de la plataforma performática Cuerpo de la Palabra, miembro fundador del Cine Club Tierra Karuata y creadora del blog personal Léxico Mestizo. Actualmente se encuentra desarrollando la investigación Producción Subjetiva del Deseo, por la cual es merecedora de la selección artista Joven del mes de junio 2020.

Redes

Facebook: Alfonsina La Realenga

IG: @Danny.reiter

Twitter: @AlfonsinaReiter

Blog: Léxico Mestizo 

 

 

 

 

 

 

 

 

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