Paloma Oldrino: ¡Llegamos para quedarnos y transformarlo todo!

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Hace mucho rato que no veníamos por aquí y parecía que guardábamos tal silencio que nuestra trinchera se había apagado, andábamos ausentes de las páginas del semanario Todasadentro y del compartir con ustedes y con todas las experiencias de nuestras colegas técnicas de cine en ejercicio, mujeres a quienes les hemos venido presentando y que ahora saben que existen. En adelante, ya más nunca podremos mirar para otro lado, la visibilización de un sector, de un género, de un colectivo, de una situación, es un camino sin retorno y hay no retornos que son grandiosos por el aprendizaje que incluyen en su trayecto. El 2020 (año aquel), cuando dábamos inicio a este transitar, nos encontrábamos en medio de una pandemia declarada (que sigue) y de la cual no teníamos certeza, de sus límites y configuración. Con el tiempo fuimos percibiendo que se trataba nuevamente, y como siempre, de un asunto de clase, de minorías poderosas y privilegiadas contra mayorías excluidas no mencionadas y con derechos negados. Sin derecho a la salud, por ejemplo, decir “YO la viví peor que TU” comporta transitar un egoísmo del más puro y capitalista posible. Cada cual vivió y sufrió la pandemia en virtud de sus propias posibilidades aunadas las circunstancias colectivas, cada sector laboral dio por cuenta de las cosas incompletas, de los derechos mancillados por el sistema y de la importancia de tener, fundamentalmente, al frente de los Estados, gobiernos progresistas que pensaran en la gente antes que en sus propios intereses. Hoy seguimos transitando situaciones de pandemia en mayor o menor medida, los contagios aumentan aquí y allá y al otro lado del río. Los procesos siguen su cauce construyendo y de-construyendo para pensar otro mundo posible distinto y más noble, más justo, más humano, menos patriarcal o totalmente despatriarcalizado. En el trayecto, contagios van y vienen, vacunas aprobadas y pueblos resisten, empezamos el año 2021 con mucha incertidumbre, celebrando al Chile de Liss, Wayra, Claudia, Violeta y Valeria, que en Octubre pasado le atinó un gancho por izquierda a la estructura pinochetista y que no hubiera sido posible sin el concurso de ellas y un sin fin de mujeres en la primera línea de fuego en la trinchera de la Plaza La Dignidad (en Santiago), asistimos a un 2021 que nos viene ocupando en un rodaje y otro rodaje y otro rodaje y otro rodaje, como un aluvión, como la acumulación de fuerza de trabajo que no habíamos teníamos previsto pues parecía que estábamos ante una distopía interminable y sin resolución futura. Al fragor de este espacio, también trinchera, nació con bravío impulso “El diario de una foquista” que adelanta Liss en Instagram, las redes digitales al servicio de la transformación cultural, y nos cruzamos entonces con Paloma Oldrino, con quien tenemos no solo conocidos en común y coincidencias laborales, sino también preocupaciones  epistémicas que atraviesan nuestra producción de sentido acercándonos comunes. Hoy vengo a traerles a esta colega argentina, quien accedió a venir a la juntadera cinematográfica con perspectiva de género, que tenemos en el contrahegemónico Todasadentro. Con Paloma compartimos la mirada sobre la luz y la comprensión rigurosa y disciplinaria en el rodaje. Creemos que van a disfrutar muchísimo nuestro diálogo, que se dió en el contexto de un nuevo encierro por aumento de contagios y la pre para un rodaje, el Diálogo con Paloma llega justo y certero para atizar la llama de ese mar de fueguitos que somos y venimos siendo por todos los caminos.

Con lo lúdico en el proceso creativo

-¿Quién es Paloma Oldrino, cómo, por qué y para qué dirección de fotografía ?

-Soy Paloma Oldrino, directora de fotografía y tengo 30 años, oriunda de la Ciudad de La Plata donde resido actualmente. Estudié periodismo, fotografía en una escuela de impronta documental, fotografía cinematográfica en la UNLP y en la Enerc, donde finalmente obtuve mi título.

Siempre me interesó darle una vuelta de tuerca al punto de vista, a la forma de ver y entender las cosas. De chica me gustaba jugar con las muñecas, pero como era muy hiperactiva mi juego era atarles un piolín largo y tirarlas a la casa de los vecinos, sobrepasando las medianeras. Me encantaba imaginarme que veían desde ese lugar las muñecas, y qué pensarían los vecinos cuando de pronto veían  una de ellas andando por el parque. ¡Menos mal que no tenían perro! En el fondo creo que era una forma de darle un nuevo sentido a la realidad para divertirme pero también cuando las cosas dolían o pesaban. Desde ese momento yo busco una nueva forma de entender lo que pasa y de hacerlo lúdico, hoy con una cámara y la luz hago lo mismo.

¿Qué es para vos la dirección de fotografiar?

Porqué y para qué ejercer fotografía cinematográfica viene un poco de la mano,  creo que son una combinación de herramientas entre percepciones y sensibilidades, que ayudan a contar historias con un carácter único apelando a una sintonía entre quienes realizan y quienes observan… creo que hoy busco esa empatía y nuevas perspectivas para entender y comunicarme. Para mí la dirección de fotografía es una forma de acercarme a lxs demás, de compartir y creo que es algo que hace mucha falta. A su vez es una forma de divertirme porque la dirección de fotografía es un mundo mágico, la materialización de las ideas en el cine me apasiona y conecta con esa nena de 8 años tirando la muñeca a la casa de los vecinos, es el lugar donde soy más plena, más genuina, y trato de conectarme desde ahí con los demás.

-Considerando las estructuras antropocéntricas que sustentan y normalizan una clasificación de roles basados en las discriminación social y sexual, en resumidas, con la división social y sexual del trabajo, qué implica para una mujer ejercer la dirección de fotografía?

-Un desafío muy grande. Es un camino complejo para cualquiera, indistintamente de los géneros. Principalmente por ser un país donde la industria es muy pequeña y concentrada en un territorio geográfico muy acotado. Pero si sos mujer o disidencia hay un camino más áspero, porque es un espacio que históricamente fue ocupado por hombres.

Cuando una entra al mundillo del cine hay una especie de escudo, una desconfianza sobre las capacidades, sobre la fuerza de las mujeres. Automáticamente me ha tocado ser deslegitimada en mis capacidades por si me pinté los labios o me puse calzas, y las opiniones nunca se reciben con el mismo valor que las de los hombres. Si bien es cierto que hay un trabajo activo desde hace unos años por promover el lugar de la mujer en el cine, hay estructuras anquilosadas que se han hecho cayo y son difíciles de transformar.

También hay algo concreto que sucede, que es el hecho de que no hay oferta de laburo suficiente para abastecer el caudal de trabajadoras y trabajadores. Los proyectos son escasos y las mujeres, que desde los espacios de formación tienen dificultades para desenvolverse en áreas prácticas, encuentran aún menos oportunidades laborales.  Además tienen que desempeñarse con niveles de exigencia altísimos, cuando quizás es la primera vez que trabajan en ese rol, lo cual lleva a que las pocas a las que les surgen oportunidades, en ocasiones no se animen a tomarlas por no tener la experiencia suficiente o sentirse juzgadas.  En síntesis, la vara de exigencia para la mujer está mucho más alta que para los hombres cis, en tanto que no se le ofrecen espacios de práctica y aprendizaje, y cuando se la llama para trabajar se le pide niveles altos que no se condicen con la cantidad de experiencia que puede poseer.



-Ser mujer en la cabeza de área y dirigir hombres cómo es eso?

-Dirigir hombres como cabeza de equipo siendo mujer… La Ciudad de La Plata tiene una Universidad Nacional donde se enseña la carrera de cine. Es una ciudad donde se graba muchísimo y me acuerdo mi primer laburo como gaffer acá en 2014 para una serie que se llama Miqva y dirigía Noelia Balbo. La verdad que todo el equipo estaba sorprendido de ver una mujer en el departamento de fotografía. A muchas, inclusive, le decían abiertamente “sos la primera mujer que veo en un equipo de foto! Eso, siendo uno de mis primeros proyectos, me marcó la pauta de que el camino iba a ser complicado…

Me acuerdo de situaciones, como por ejemplo, en las que me pintaba los labios seguido y el chiste era que decían que era color rojo Manfrotto. Me lo decían simpáticamente, pero también se escuchaban cosas como: “Ella, así como la ves, es de foto!”. Y, la verdad que, cuando una se está iniciando, esos comentarios tienen cierto peso.

A veces también depende del grupo con el que te toca trabajar. En ocasiones, una se siente sapo de otro pozo al ser la única entre muchos tipos y, por el contrario, hay otros espacios donde hay compañeros muy copados y todo es muy orgánico y ameno. Hay muchos rodajes en donde he participado porque algún compañero me abrió la puerta y confió en mi trabajo, yo soy muy consciente de eso y estoy agradecida, pero que lindo sería que a una la llamen por sus capacidades laborales, sin que tenga que haber un tipo atrás certificándolo.  

En cuanto a dirigir hombres, por lo general siendo cabeza de equipo puedo optar con quiénes quiero trabajar, y básicamente elijo gente con la que me siento cómoda. Eso significa un trato humano de respeto, cariño y profesionalismo que está dado per se cuando les convocó.

En 2018 empecé a trabajar con equipos formados en su mayoría por mujeres, sobre todo en La Plata, donde la mujer está aún menos inserta en el mundo de la fotografía de lo que sucede en Capital Federal. Creo que estos años han servido para sumar, compartir y aprender con nuevas colegas. Hoy somos una linda comunidad que va creciendo.

Para la conformación del equipo de mi último proyecto como directora de fotografía, “El Canto del Río”, dirigido por  Sol Arias Landa, apunté a la paridad de género y trabajé coordinando un equipo mixto después de mucho tiempo. Se nota el laburo de todos estos años y me alegra mucho sentir que ya no estamos en el mismo lugar que en 2014 cuando comencé.

-Se trata de relaciones que parecen invisibles; sin embargo… ¿a qué se debe que estén fuera de foco?

Creo que las relaciones entre las mujeres de fotografía, el acceso al trabajo y la relación con el patriarcado, son vínculos que no están fuera de foco, o en todo caso, cabría preguntar: ¿Fuera de foco para quién? Lo cierto es que, desde hace años que trabajamos sobre las bases de estos vínculos, nos movilizamos por ello, hemos tejido redes de apoyo colectivas y, constantemente, pujamos por transformar las situaciones de opresión que nos han limitado durante tanto tiempo. Hoy quien elige no ser parte de esos cambios creo que va a quedarse muy atrás. La fuerza y el poder que han tomado estas demandas no tienen retorno, ¡Llegamos para quedarnos y transformarlo todo!

-Cada vez hay más mujeres haciendo cine y hay quienes dicen y piensan que por ello hay más feminismo en las miradas y en los discursos de representación que nos brinda el cine, ¿estás de acuerdo?  

-Actualmente hay más mujeres haciendo cine, es un hecho. Aunque, por lo general, no ocupan puestos de toma de decisiones, cuando lo logran no necesariamente aplican una mirada feminista, transfeminista o alguna de sus variantes. Creo que esas son decisiones, en parte, personales y en parte que deben dialogar con el proyecto en sí. Ahora bien, he tenido la dicha de participar en proyectos donde sí se ha aplicado una perspectiva de género más crítica, como, por ejemplo, en “Aldana y León” de María Victoria Andino, “Previa” de Malena Bilbao Roo, “Arder” de Maiten del Valle y, creo que en esos casos, sí se apunta a un cine feminista como herramienta de transformación social y emancipadora.

-¿Luz natural o artificial?

-Luz natural o artificial… ¡Qué pregunta!  Yo soy una enamorada de la luz por completo, pero creo que la luz natural tiene algo muy poderoso, que tiene que ver con lo espontáneo, por un lado, y con lo identitario por el otro, la luz que conocemos. Hay algo en la luz natural con lo que una puede identificarse rápidamente. Me encanta ver una peli y sentir que yo estuve ahí, que conozco ese espacio. Por otro lado, la luz artificial es genial para crear mundos desconocidos, inexplorados o que existen por primera vez en pantalla. También esta es una tarea mágica que disfruto.

-¿Ficción o documental? ¿Es distinta la mirada narrativa? ¿Es distinta si es una mujer a un hombre?

-Una pregunta que me gusta, porque me la hizo hace poquito un amigo documentalista. Muchos de los últimos proyectos en los que trabajé, cruzaron la ficción con el documental. Eran personajes con historias ficticias, pero atravesando espacios reales en los que el entorno aportaba mucho, tanto a la narrativa, como a la actuación y también al clima de trabajo en el set. Los proyectos con carácter documental me conectan con mis posturas políticas y me permiten, desde ese lugar, una comunicación honesta y comprometida. Por el contrario en la ficción esto no es necesariamente así, aunque permiten un juego sumamente creativo respecto a los mundos lumínicos. A veces tengo la suerte de que me toquen proyectos comprometidos con problemáticas sociales, pero con carácter ficcional y dejan jugar con la poesía de la luz, esos son sin duda los que más disfruto.

Contar nuestras propias historias

-¿Crees que hay una mirada feminista en el cine?

Creo que hay historias que tocan temáticas que tienen que ver directamente con perspectivas feministas, reivindicación de la mujer o que apuntan a una historicidad de la dupla mujer vs patriarcado, que deben y tienen que ser contadas por mujeres y/o disidencias. Ahí es donde conectamos todo lo que venimos charlando sobre la mirada de la mujer, y el peso que tiene poder ser hoy nosotras y nosotros quienes contamos nuestras historias. Nuestras voces ya fueron negadas durante mucho tiempo, el colonialismo y el machismo adjudicándose nuestras historias y estableciendo cuál es el lugar que ocupan cultural y políticamente es algo que no puede sostenerse más.

-¿Qué es lo primero que haces cuando recibes la convocatoria a un proyecto?

-Lo primero es vincularme con quien dirige, hacer un contacto piola, ya que, de esos primeros diálogos, depende para mí todo lo que deviene después. Si hay empatía, si te entendés y, obviamente, si hay pasión para contar esa historia. Lo más importante es estar alineada con el punto de vista de quien realiza, o que surja un intercambio potenciador de ambas miradas.

-Recientemente vimos Aldana y el León, de Maria Victoria Andino, la dirección de foto es tuya, cuéntanos ¿cómo  fue ese proceso?

-Cuando Tori Andino me convocó para hacer la fotografía del cortometraje Aldana y León fue un momento muy sorpresivo. Ella me dijo si tenía un rato para tomarnos un café y me pasó un guión. Lo cierto es que habíamos compartido un par de proyectos en los cuales ella era asistente de dirección y yo era foquista, no habíamos tenido más vínculo que ese. Confieso que la admiro mucho porque es una persona muy determinada, con grandes convicciones e ideas claras, y las transmite a la perfección en su laburo, trabajar con ella para mí es un placer. Justo estaba intentado conformar un equipo en el que las cabezas de área fueran mujeres y así es como llegamos a tomarnos ese café. Yo estaba muy flasheada con la historia y con la oportunidad de trabajar con ella.

El proceso fue muy interesante porque la historia me convocaba de lleno y se armó un equipo técnico en el que la mayoría éramos mujeres y profesionales que admiro. Me acuerdo el día que fuimos a conocer a Bruno Cremonesi, el más joven del elenco, que tenía -creo- tres años en ese entonces. La idea era probar cuánto le afectaba la presencia de la cámara para ver cómo encarábamos el laburo con él y con su familia, que interpretaban los otros papeles de la historia Noelia Vergini y Diego Cremonesi. Me encontré entonces compartiendo unos mates ahí con Cata Oliva, la directora de Arte y Tori, entonces charlando sobre la situación de la protagonista y las pocas posibilidades que tenía de afrontar las dificultades que le planteaba el guión,  definimos por ejemplo que la relación de aspecto iba a ser 4:3.

Cuando empecé a pensar la luz de Aldana y León, me importaba mucho respetar el clima de esos espacios que yo conocía y habitaba de antemano. La sensación era la de representar, a través de la historia de nuestra protagonista, la de muchas feriantes que trabajaban, en ese momento, y que estaban en conflicto, porque el municipio de entonces, quería echarlas de ese lugar, algo que hizo a los pocos días de que grabáramos las escenas de la plaza post represión policial. Entonces el desafío era un poco conservar ese clima, no zarparme con la intervención, pero a su vez crear escenas en las que los espectadores se encontraran incómodos como la protagonista, que sintieran que todo era un bardo y que prácticamente no había escapatoria. Por eso definimos ese tipo de movimiento de cámara que estuvo a cargo de Elisa Portela y marcamos espacios de oscuridad o de color nauseabundo.

-¿Cómo se le mide una mujer a los avances del progreso avasallante en materia de la tecnología de la imagen?

-Creo que hay una parte teórica y otra práctica que se conjugan. La teoría, hoy por hoy, está casi toda disponible en internet, miramos tutoriales, hablamos con fabricantes, preguntamos en nuestras redes y círculos de confianza. Yo, por ejemplo soy participante de la Colectiva Audiovisual Feminista de La Plata, estoy en contacto con otros espacios de mujeres audiovisuales y tb en Whatsapp tenemos grupos como el de Pibas y Pibis de la luz, donde nos recomendamos para trabajos y evacuamos dudas y consultas.

Lo más complejo de transmitir es la parte práctica porque realmente no todas las mujeres están insertas en el trabajo audiovisual y hay cosas que son muy difíciles incorporarlas si una no tiene la posibilidad de llevarlas a la práctica. Creo que la formación de nuestra profesión tiene que ir directamente vinculada a los rodajes, si no es como intentar aprender a andar en bicicleta leyendo un manual, todo un desafío.



 -En casi todos tus trabajos ejerces la dirección de foto  y delegas la cámara en otra compañera. ¿A qué se debe?

-La elección de hacer o no cámara en los proyectos ha venido marcada por la necesidad que tenía en cada uno y también de con quién trabajaba, porque muchas veces me tocó que fueran camarógrafos las mismas personas que dirigían. En proyectos que barajaban factores incontrolables o inesperados optaba por delegarla para poder focalizar más en la luz, aunque creo que en los últimos tiempos me animé un poco más a hacerme cargo de la cámara también y la verdad que estoy satisfecha con los resultados y con los procesos, me hizo sentir mucho más conectada.

Las mujeres hacemos apuestas fuertes cuando decidimos dedicarnos a esto

-¿Se hace en rodaje o se resuelve en post-producción?

-La verdad, siempre opto por hacer en rodaje. Creo que las decisiones que se toman en clima de set suelen ser muy sensibles y por lo general acertadas, a la vez que le dan -a quien ejerce la dirección de fotografía- un control mayor sobre el resultado final.

-¿Qué crees que está faltando para garantizar mayor presencia de mujeres en condición de igualdad en el set?  ¿Es un asunto de políticas públicas?

-Para garantizar mayor presencia de mujeres y disidencias en el set, creo que falta laburo de concientización, compañerismo y políticas públicas que fomenten la contratación de técnicas. Las mujeres hacemos apuestas fuertes cuando decidimos dedicarnos a esto, el camino es complejo y vamos a por todo, pero también es necesario que del otro lado estén a la altura y nos hagan lugar. ¿Hacen falta políticas públicas? Claro que sí, pero también hace falta que ese compañero que siempre trabaja con sus amigotes salga de su zona de confort, de lo individual a lo colectivo.

-Se nos educa, puntualmente, para actuar de manera específica, ¿quién o qué consideras que sea la razón para que las mujeres elijan o desistan de elegir una carrera técnica (en el cine y el audiovisual)?

-Desde cuando era estudiante, veo que los porcentajes de mujeres que estudian dirección de fotografía son muy superiores a los de hombres, eso me encanta y me llena de optimismo, pero queda muy en evidencia cuál es el problema cuando la inserción laboral termina siendo mayormente para hombres. Lo cual es un buen indicador, con datos concretos, para que los organismos de representación y con peso en la industria, tomen acciones consecuentes.

Paloma, penúltima y del estribo: ¿Qué le dirías a las mujeres que están pensando en incursionar en los roles técnicos del cine o que están empezando?

-Que se animen, que es una profesión que intimida, pero que tejan redes con otras compañeras y compañeros, es un rubro en el que se debe ser valientes, donde nada está garantizado y siempre todo es nuevo y desafiante, lo cual lo vuelve tan divertido como inestable. Algo que aprendí, en mis primeros años de estudio, es que está bueno tener un kiosquito en paralelo, para la época de vacas flacas. Es el consejo que, hoy en pandemia, me está salvando. Si no me ves con el fotómetro en la mano me cruzas en la bici repartiendo algo de la dietética.

César Padilla / Buenos Aires

Fotos: Cortesía de EPO

Filmografía

El carrero” Directora de Fotografía. Dirección: Germán Basso y Fiona Lena Brown, 2019.

Con la Fuerza del Río”, Camarógrafa y foquista, 2019. Dirección: Colectiva Audiovisual Feminista La Plata

Historia de lo Oculto” foquista, 2019, Dirección: Cristian Ponce.

El Último Zombie” foquista, 2020. Dirección: Martín Basterretche.

El Canto del Río” Directora de Fotografía, 2021. Dirección: Sol Arias Landa

Arder” Directora de Fotografía 2020. Dirección: Maitén Del Valle

Aldana y León” Directora de fotografía, 2019. Dirección: María Victoria Andino

Previa” Directora de fotografía, 2018. Dirección: Malena Bilbao Roo

Aire y luz” Directora de fotografía, 2017. Dirección: Camila Meyer

Volver sin los ojos” Directora de fotografía, 2016. Dirección: Camila Meyer

Trabajo Sucio” Gaffer, 2017. Dirección: Martín Bielinsky

Margarita” Directora de fotografía, 2015. Camila Meyer

Gilli” Directora de fotografía, 2015. Camila Meyer

Claramente” Directora de fotografía, 2015. Bárbara Borello Castillo

El día fuera del tiempo” Castañas de Cajú, Directora de fotografía, 2015. Ezequiel Jáuregui

Mundo perfecto” Ariel Giordano y los Sincronizados, Foquista, 2015. Dirección: Julieta Suanno

Despertar” Pacto de Fuerza, Directora de Fotografía, 2016. Dirección: Israel Salazar

Instantes” Lemkin, Directora de fotografía, 2016. Dirección: Israel Salazar

M.I.A” Khea y Omar Varela, Foquista, 2018. Dirección: Conga Studio

Batalla ganada” Mosh, Directora de Fotografía. Dirección: Israel Salazar

Pretty” Nicolás Sorin, Directora de fotografía, 2019. Dirección: Israel Salazar

Hey, Mr. Romeo”. Nicolás Sorín, Directora de Fotografía, 2019. Dirección: Israel Salazar“Nenúfares perfectos” Peces raros, foquista, 2019. Dirección: Francisco Vacas

 

 

 

 

 

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